Miquel Vicens, pintor y escultor, al que procede calificar de neosimbolismo, ya que en su obra no tiene la intención de resucitar el simbolismo histórico, sino un simbolismo nuevo, absolutamente personal y sincronizado con nuestro tiempo.
Por supuesto la originalidad del pintor de Oliva no impide que en su obra, como la cualquier artista por excelso que sea , puedan hallarse ecos y reminiscencias. La cultura plástica de nuestro pintor, aunque perfectamente asimilada es demasiado fuerte para ser sofocada; y las audibles resonancias en su obra del prerrafaelismo y simbolismo aun cabria añadir algún eco lejano del manierismo gótico tipo Pisanello como del manierismo clásico tipo Parmigiano. Ecos parecen la propensión del artista al alargamiento de sus bellas y poco fantasmales figuras de suntuosos ropajes en cuyo plegado muestra tanta maestría; y su tenencia acumulativa, que le impulsa a colmar de figuras cada cuadro
En Vicens la síntesis es complicada porque intervienen muchos factores, antiguos, nuevos e individuales, sin que ninguno quede oculto o disimulado. Son las partes de un todo que, aunque se pueden separar, por sí solas carecerían de sentido. Únicamente juntas son capaces de existir.
A veces la dialectica complica más que aclara, intentaremos explicarlo.
Nos encontramos ante una serie de oleos que contienen escenas en las que aparecen mujeres, niños y raramente algún varón. Apenas queda espacio libre dentro del marco, es dificil definir el ámbito en el que se mueven, los interiores casi no se diferencian de los exteriores.
Esta pintura transciende a la mera imagen, por tanto, la propuesta va mas lejos, busca ahondar en la impresión que permite sentirla, dado que no es específicamente narrativa. Aún más el pintor y también poeta Albert Ràfols-Casamada dijo respecto de su obra, que » es una realidad sensible conformada por el conocimiento, la imaginación y el azar» pese a ser un artista abstracto su pensamiento conceptual no puede ser mas adecuado para definir el propósito de la labor de Vicens